viernes, 13 de julio de 2012

Finisterre y el final del camino

El fin del camino o un invento de los tiempos modernos? Durante el camino, la gente te preguntaba "¿Vas hasta Finisterre o lo acabas en Santiago?" las opiniones estaban divididas, pero yo tenía claro que quería llegar hasta allí. Porqué? es simple, porque aunque para mi el camino se acababa en Santiago, tenía que ir a ese lugar donde la gente creía que se acababa el mundo para acabar mi propio camino personal.
Como ya dije en varias ocasiones, independientemente del deseo de hacer el camino, yo tenía una especial necesidad de encontrar esa fuerza que había perdido y que me tenía a mi perdida en la vida.
Por diferentes circunstancias, yo ya no era la misma persona que siempre fui, pero comencé este año dispuesta a empezar de nuevo y dejar atrás todos los lastres que me arrastraban hacia un abismo cada vez más y más profundo.
Empecé con un viaje a casa, un lapsus en mi vida de adulta para reencontrarme con la infancia y la adolescencia de mi ciudad natal, del colegio que me vio crecer, de los primos de toda la vida, de las amigas de la adolescencia, de la familia en general y de mis hermanos en particular. De aquí salió una mujer triste y con el alma rota y allí volvi a ser la niña que se metía en la cama de sus padres y a disfrutar sin pudor de mimos y abrazos, de ese amor desbordante que mi espíritu necesitaba para comenzar a sanar.
Lo siguiente fue aferrarme a una tradición que siempre me pareció curiosa y que esta vez tuve necesidad de hacer mia. La noche de San Juan, me vestí de blanco, porque es un color que llena el espiritu de renovación y pureza y ayudada por mi hijo y mi sobrino, encendimos una hoguera, donde fui quemando todos y cada uno de los dolores, los temores, los sufrimientos, las traiciones y los malos momentos. Escribí uno a uno en un papel y los quemé.

Y luego vino el camino. Ese camino que desde hacía mucho tiempo deseaba hacer y que ahora se presentaba como una necesidad personal. Y la ¿casualidad? quiso que lo empezara el mismo día de mi cumpleaños.
En el camino me encontré. Encontré mi fuerza, mi tesón, mi energía y mis ganas de seguir adelante cada día aún con dolor, con ampollas en los pies y con la mochila a cuestas. Porque la vida es asi, con ampollas, lluvia, barro y cuestas durísimas o bajadas llenas de piedras que te hacen caer, pero también de sol en la cara, de cerezas dulces y de flores silvestres iluminando la mañana.
Yo esperaba encontrar una especie de revelación interior, algo que me hiciera decir: "era esto". No hubo revelación interior, no hubo cambios notorios (o quizás si), aunque es cierto que mi mochila cada día pesaba menos hasta que llegó el día que ya era parte de mi cuerpo y no la sentía. Supongo que sería el mismo día que me miré en el espejo del baño de un bar del medio del camino y me vi hermosa. Supongo que sería el mismo día que el dolor de la fibro atenazaba mis pies impidiéndome llegar a Santiago estando tan cerquita y sin embargo no podía dejar de sonreír. Supongo que fue el mismo día que al llegar a la Plaza del Obradoiro miré al cielo y dije: "gracias". Supongo que fue el mismo día que supe que había conseguido lo que fui a buscar.
La peregrinación a Finisterre tiene un marcado sentido esotérico. Allí, el peregrino debe quemar las ropas con las que ha caminado tantos días, como símbolo de haber dejado atrás una vida y empezar otra, allí donde el mundo acaba, como un hombre completamente nuevo. Hoy en día, está prohibido quemar cosas, pero yo necesitaba llegar hasta allí y tener mi propio ritual purificador.

Comencé el camino el día de mi cumpleaños. Nada más salir, me encontré un palo que mi hijo peló y talló hasta convertirlo en un hermoso bordón que me dió como regalo de cumpleaños y me sirvió de soporte cada día. Me hubiera gustado mucho traerlo a casa como recuerdo, pero yo ya no era la misma, así que decidí llegar con él al fin del mundo y arrojarlo al mar como un símbolo de mi propio camino.
Porque atrás habían quedado todas esas cosas que me impedían caminar sola y por fin, podía continuar otra vez mi camino. Un nuevo camino.



3 comentarios:

  1. Bienvenida al Cabo d la Esperanza, tu "finisterre" particular ha acabado con el Camino y tu ritual d vida empieza aqui y ahora. No dejes d asirte en los muchos "bordones" particulares q por virtuales, no son menos seguros q el q te hizo tu hijo d regalo d aniversario

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  2. Te deseo de corazon todo lo mejor, espero que este nuevo camino que comienzas este lleno de amor y felicidad. Después de conocerte, sé que lo mereces. En Alicante o en Cartagena tenéis vuestra casa. Mil besos

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