lunes, 2 de julio de 2012

De Ponferrada a Villafranca del bierzo

(Confieso que tenía miedo)
Qué puedo explicar del primer día de Camino sin quedarme corta de palabras? Hay tantas cosas por contar que no sabría por cual empezar, asi que obviando la primera frase, lo mejor es hacerlo desde el principio.
Salimos de Ponferrada contentos y dispuestos a disfrutar de la jornada, aunque ninguno de los dos tenia idea de lo que podíamos esperar. Charlando tímidamente al principio y animadamente despues, nos fuimos alejando de la ciudad y bordeando Columbrianos, Fuentes Nuevas, Camponayara... un pueblo tras otro. Cuando nos dimos cuenta, habíamos hecho 10 km y se notaba en nuestro estómago rugiente.
Ya casi salíamos de Camponayara cuando Ignacio vió el cartel que rezaba: vino mas pincho y souvenirs del Camino. Y aunque yo no soy muy de vinos y menos un lunes a las 9 de la mañana, alli nos fuimos. Primer gran acierto del día. Una bodeguita pequeña en la que nos recibieron con el cariño con que se recibe a alguien querido. El pincho de empanada gallega estaba de muerte y el vino fresquito del bierzo, lejos de darme sueño, me preparó los sentidos para disfrutar de la parte mas bonita de la etapa de hoy.Mientras subiamos y bajábamos ondulantes lomas de tierra, veíamos sembradíos de calabaza con sus flores amarillas, campos de trigo meciendose con la brisa suave, multicolores flores silvestres y viñedos eternamente rodeados por castaños, manzanos, ciruelos y cerezos que nos ofrecían su dulce alimento a nuestro paso. Y el silencio. El magnifico y atronador silencio que se mete dentro de ti y te llama para que vayas a encontrarte con él. Y cierras los ojos mientras respiras profundamente al mismo tiempo que sientes como poco a poco vas llenándote de paz.
El camino es hermoso, pero tambien es duro y el cansancio comienza a notarse. En Cacabelos descubres que ese miedo del que hablabas al principio ya no es tan grande y sigues caminando y pasas Pieros, Valtilla de arriba, Carracedo del monasterio y finalmente llegas
a Villafranca del bierzo. Arrastrándome los últimos 3 km. es cierto, pero libre del miedo que tenia al principio de no ser capaz de superar la primera etapa.

Una primera etapa que me dejó el cuerpo agotado pero el alma liviana. Y el tremendo orgullo de ver a mi niño tallando con una navaja mi regalo de cumpleaños: un bordón de peregrino.












2 comentarios:

  1. Vaya aventura, yo si siempre he querido hacerla, tomaré tu blog como un cuaderno de bitácora para cuando me me llegue la hora...de hacer El Camino (-; Te deseo toda la fuerza y ánimos del mundo, Eli.

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  2. Muchas gracias, Carlos. Este blog ha sido mi bitácora personal, el sitio donde he querido volcar mis sensaciones de cada día. Espero que un día puedas vivir de primera mano estas sensaciones, porque vale muy mucho la pena.
    Un abrazo!

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