lunes, 2 de julio de 2012

De Barcelona a Ponferrada


Despues de volar de Barcelona a Santiago, deambular por un centro comercial y viajar en autobús a Ponferrada, no había manera de sentirme realmente peregrina. Era como si me faltara algo...
Bajamos del bus, nos calzamos las mochilas (al fin) y comenzamos la larga caminata bajo un agobiante calor en dirección al albergue de peregrinos. La caminata es larga porque está un poco retirado y porque para variar, mi fantástico sentido de la orientación no evitô que nos perdiéramos y que ya ese primer día, camináramos el equivalente a un cuarto de etapa. Cuando finalmente llegamos, estrenamos nuestras credenciales con el primer sello y nos zambullimos de cabeza en el Camino.
Pero voy a ser sincera: seguía sin sentirme peregrina.
Del albergue y los hospitaleros no voy a hablar porque me gustaría hacer un post aparte sobre todos los lugares donde duerma. Solo comentar que para primera impresión, resultó inmejorable.
Para alguien que duerme poco y mal en su propia cama, es complicado dormir en otro lado. Si a eso le sumas que tienes que hacerlo rodeada de un montón de desconocidos, que la luz se apaga a las 11, que el movimiento comienza a las 5 y que con el concierto de ronquidos puedes hacer un buen negocio...yo diría que he dormido bastante bien.
Esta mañana nos hemos levantado muy tempranito y despues de una ducha calentita y un buen desayuno, nos hemos calzado las mochilas para empezar el Camino.
En la puerta nos esperaba Fran, el mismo hospitalero que me dió agua fresca nada mas llegar. Me miró a los ojos y con una enorme sonrisa me dijo: "buen camino, peregrina".
Y entonces si. Ya era peregrina. Y esta vez era de verdad.



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