martes, 7 de agosto de 2012

De cómo un rito vacío te toca el alma

Dicen que el peregrino se caracteriza por poner en acción algo que es simbólico, aquello para cuya expresión no tenemos palabras que puedan explicar la vivencia de lo que sentimos. A través del símbolo, conseguimos transmitir en parte, esas vivencias.
Uno de ellos es poner la mano sobre el parteluz del pórtico de la Gloria.
La tradición dice que los peregrinos que llegaban cansados de su largo viaje, apoyaban allí su mano para descansar mientras oraban, solicitando con este sencillo gesto, el acceso a la felicidad. La columna tiene unas marcas ya prefiguradas en la piedra como una huella que espera esa mano en una común-unión de todos los peregrinos de todas las épocas.
Actualmente, esta preciosa tradición está prohibida, con la excusa irrisoria de ser un rito vacío y fuera de lugar para el s.XXI.
Hoy hace 4 semanas, que estiré mi mano hacia el parteluz del pórtico de la gloria y aunque no pude tocarlo, la tradición me tocó a mi y mi mano (simbólicamente) se unió a esas millones de manos de otros peregrinos que, como yo, fuimos en la búsqueda de algo, de alguien y sobre todo, de nosotros mismos.



miércoles, 1 de agosto de 2012

Señales

Es prácticamente imposible perderse en el camino porque todas las flechas te indican por dónde debes ir. Aún asi, Ignacio y yo nos perdimos unas tres o cuatro veces. Bien porque íbamos absortos contemplando el maravilloso paisaje, bien por estar metidos reflexionando dentro de nuestro propio interior o bien por disfrutar de esos incomparable y preciosos momentos madre-hijo.
El caso es que aunque las flechas te indican el camino, puedes perderte.




Pero es que perderse también forma parte de la vida.

sábado, 14 de julio de 2012

Los albergues de A Coruña

Ribadiso da Baixo

Albergue Los Caminantes: técnicamente, Ribadiso da Baixo no pertenece a La Coruña, sino al Consello de Arzúa, que es el final de la etapa que pretendíamos hacer. Nos habían comentado que en esta aldea minúscula estaba el albergue más bonito y más curioso de todo el camino. Y así fue. Lástima que solo lo vimos por fuera ya que estaba completo y nos tuvimos que ir al albergue que está justo enfrente.
La hospitalera, amable y muy simpática nos dió a elegir habitación y camas. Hay varias habitaciones, dos de ellas para grupos familiares y aunque las camas están bastante juntas, las habitaciones son espaciosas, aireadas y muy luminosas. Los baños, impecables y después de tantos días, fue un placer ducharme en una ducha espaciosa y cómoda y que no tuviera el botón automático que va cortando el agua.
Hay lavadora y secadora, sala de estar con TV de plasma, wifi gratis y una cocina pequeñita pero completamente equipada. Como es un albergue privado, se puede llamar por teléfono y reservar cama.
La única cosa negativa que me encontré es que para lavar ropa a mano, tienes que pagar por el agua y si decides poner la lavadora, has de dejar tu ropa y es la encargada del albergue la que la lava, la seca y te la devuelve lista para guardar. De ese modo, perdí un calcetín, un anillo que llevaba en un bolsillo y una camiseta.
Y para rematar con la guinda del pastel, un parque precioso con mesas y sillas para sentarse a tomar algo, a charlar o a disfrutar del sol.
Precio: 10 euros
Opinión: muy recomendable




Pedrouzo

Albergue de Arca do Pino: albergue viejo, en mal estado y sucio. Estuve en la planta de abajo, así que no puedo opinar del segundo piso, pero con lo que vi, ya puedo hacerme una idea. Habitaciones grandes, camas pegadas, mucha humedad en las paredes y baños sucios, cubos de basura desbordados y duchas más sucias aún sin puertas. Hay una sala de estar enorme que estaba cerrada con un mueble y una cortina por tener goteras y una cocina minúscula, equipada con utencillos que resultan insuficientes para tanta gente. Tiene lavadora y secadora y al lado hay un supermercado muy completo con precios moderadamente abusivos.
Un detalle: la encargada se fue a las 10 de la noche, dejándonos encerrados con llave.

Precio: 5 euros
Opinión: Bastante malo




Santiago de Compostela

Albergue de peregrinos Jaime García Rodriguez: está al costado del camino por pleno Santiago a su paso hacia la catedral, a mano izquierda y debajo de la iglesia de Fontiñas. Es bastante grande, completamente nuevo, impecable y muy limpio. Tiene varias habitaciones con las literas pegadas unas a otras a lo largo de la pared (la única pega) y taquillas individuales para cada cama. Hay lavadora y secadora, una cocina equipada y completa, comedor y sala de descanso. Tiene máquinas de café, de refrescos y de snacks.
Hay varias duchas y baños separados (también hay baños adaptados) y un espacioso jardín para tomar el sol cuando no llueve en Santiago. El albergue tiene wifi, telefono público y dos ordenadores gratuitos. Se pueden hacer reservas por teléfono y puedes quedarte hasta tres noches.
Precio: 8 euros
Opinión: perfecto para acabar el camino



viernes, 13 de julio de 2012

Finisterre y el final del camino

El fin del camino o un invento de los tiempos modernos? Durante el camino, la gente te preguntaba "¿Vas hasta Finisterre o lo acabas en Santiago?" las opiniones estaban divididas, pero yo tenía claro que quería llegar hasta allí. Porqué? es simple, porque aunque para mi el camino se acababa en Santiago, tenía que ir a ese lugar donde la gente creía que se acababa el mundo para acabar mi propio camino personal.
Como ya dije en varias ocasiones, independientemente del deseo de hacer el camino, yo tenía una especial necesidad de encontrar esa fuerza que había perdido y que me tenía a mi perdida en la vida.
Por diferentes circunstancias, yo ya no era la misma persona que siempre fui, pero comencé este año dispuesta a empezar de nuevo y dejar atrás todos los lastres que me arrastraban hacia un abismo cada vez más y más profundo.
Empecé con un viaje a casa, un lapsus en mi vida de adulta para reencontrarme con la infancia y la adolescencia de mi ciudad natal, del colegio que me vio crecer, de los primos de toda la vida, de las amigas de la adolescencia, de la familia en general y de mis hermanos en particular. De aquí salió una mujer triste y con el alma rota y allí volvi a ser la niña que se metía en la cama de sus padres y a disfrutar sin pudor de mimos y abrazos, de ese amor desbordante que mi espíritu necesitaba para comenzar a sanar.
Lo siguiente fue aferrarme a una tradición que siempre me pareció curiosa y que esta vez tuve necesidad de hacer mia. La noche de San Juan, me vestí de blanco, porque es un color que llena el espiritu de renovación y pureza y ayudada por mi hijo y mi sobrino, encendimos una hoguera, donde fui quemando todos y cada uno de los dolores, los temores, los sufrimientos, las traiciones y los malos momentos. Escribí uno a uno en un papel y los quemé.

Y luego vino el camino. Ese camino que desde hacía mucho tiempo deseaba hacer y que ahora se presentaba como una necesidad personal. Y la ¿casualidad? quiso que lo empezara el mismo día de mi cumpleaños.
En el camino me encontré. Encontré mi fuerza, mi tesón, mi energía y mis ganas de seguir adelante cada día aún con dolor, con ampollas en los pies y con la mochila a cuestas. Porque la vida es asi, con ampollas, lluvia, barro y cuestas durísimas o bajadas llenas de piedras que te hacen caer, pero también de sol en la cara, de cerezas dulces y de flores silvestres iluminando la mañana.
Yo esperaba encontrar una especie de revelación interior, algo que me hiciera decir: "era esto". No hubo revelación interior, no hubo cambios notorios (o quizás si), aunque es cierto que mi mochila cada día pesaba menos hasta que llegó el día que ya era parte de mi cuerpo y no la sentía. Supongo que sería el mismo día que me miré en el espejo del baño de un bar del medio del camino y me vi hermosa. Supongo que sería el mismo día que el dolor de la fibro atenazaba mis pies impidiéndome llegar a Santiago estando tan cerquita y sin embargo no podía dejar de sonreír. Supongo que fue el mismo día que al llegar a la Plaza del Obradoiro miré al cielo y dije: "gracias". Supongo que fue el mismo día que supe que había conseguido lo que fui a buscar.
La peregrinación a Finisterre tiene un marcado sentido esotérico. Allí, el peregrino debe quemar las ropas con las que ha caminado tantos días, como símbolo de haber dejado atrás una vida y empezar otra, allí donde el mundo acaba, como un hombre completamente nuevo. Hoy en día, está prohibido quemar cosas, pero yo necesitaba llegar hasta allí y tener mi propio ritual purificador.

Comencé el camino el día de mi cumpleaños. Nada más salir, me encontré un palo que mi hijo peló y talló hasta convertirlo en un hermoso bordón que me dió como regalo de cumpleaños y me sirvió de soporte cada día. Me hubiera gustado mucho traerlo a casa como recuerdo, pero yo ya no era la misma, así que decidí llegar con él al fin del mundo y arrojarlo al mar como un símbolo de mi propio camino.
Porque atrás habían quedado todas esas cosas que me impedían caminar sola y por fin, podía continuar otra vez mi camino. Un nuevo camino.



jueves, 12 de julio de 2012

La (¿delgada?) línea entre el peregrino y el turista

Después de 10 fantásticos días, ayer por la tarde finalizó el camino, pero solo la parte del peregrinaje a Compostela, ya que al llegar aún quedan unos cuantos ritos que cumplir. La entrada gloriosa a la plaza del Obradoiro, la emociòn a flor de piel, las risas y los abrazos con los compañeros de etapas, la foto de rigor y el descanso en el suelo rodeados de mochilas y bastones. Despues de todo eso, hay que ir a la oficina del peregrino para que te pongan el último sello en la credencial y te extiendan la Compostela que, con tu nombre en latin ( yo soy Elisabetham) ,certifica que has peregrinado a Santiago.


Todo eso lo hice ayer, pero como mi estado físico era lamentable, aún quedaron otros rituales por cumplir.
Esta mañana no había que madrugar ni que caminar, pero como el organismo es una máquina de relojeria perfecta, a las seis ya estaba despierta y a las siete me moría por levantarme y echar a andar.
Primero fuimos a la catedral y tengo que confesar que me sentí muy rara al caminar sin mochila ni baston y que en cuanto crucé a los primeros peregrinos buscando señales en el suelo, me embargó una nostalgia muy muy grande. Hacía menos de 24 horas yo también era una de ellos!!! Mi aspecto exterior era como el de cualquier otro de los cientos de turistas, pero por dentro seguía siendo peregrina. Aún lo era porque aún me faltaban cosas por hacer.
Por primera vez (ayer no tuve fuerzas) entré en la magnifica catedral y pude admirar su belleza. Es... impresionante!!. El pórtico de la Gloria está en obras y la columna donde los antiguos peregrinos ponían la mano para indicar que habían llegado, está vallada. Aún así, yo estiré la mia para decir con el gesto: "He llegado,ya estoy aquí".


De allí fui directamente al camerino de Santiago y nerviosa y emocionada, le di un fuerte abrazo y le susurré "hola" al oido, tras lo cual bajé a buscar un sitio para participar de la misa del peregrino.Despues de la misa, ya estaba todo hecho. Atrás habían quedado los dolores, las ampollas, las cuestas interminables y las flechas amarillas que nos indicaban el camino. De pronto me habia convertido en una turista que recorreria callejuelas y compraria souvenirs para los suyos, cenaría platos tipicos y se extasiaría con las vistas a 360° desde los tejados de la catedral.
Pero no nos engañemos. Yo no era una turista cualquiera. Aunque mi ropa de calle podia insinuarlo, cualquiera que mirara bien, se daría cuenta que mas allá de unos pies hinchados y ampollados que nos siguen delatando, hay algo más. Porque desde que llegamos a Santiago, tenemos un brillo en la mirada y una sonrisa luminosa que nos enseña al mundo como peregrinos. Porque el peregrinaje te deja una marca tan fuerte, tan visible y al mismo tiempo tan invisible, que solo la ve el que sepa mirar.
.




Y sobre todo, porque al final del camino aprendemos que el camino nunca acaba y que,pasito a pasito, tenemos que seguir caminando.

martes, 10 de julio de 2012

De Pedrouzo a Santiago de Compostela

A veces los días se tuercen (para bien o para mal) y se desvían del camino previamente trazado. Como ya sabéis, entre mi tobillo y la fibro (y que ya no tengo 20 años), aunque planifique hacer determinados kilómetros, quien manda al final del día es el propio cuerpo. Yo había previsto que me costaría un poco más y por eso, haría el camino en 10-11 etapas, pero al final he podido cumplir con todas ellas casi casi con la frente en alto. Bueno...no siempre, es verdad, pero lo he intentado. :)




Y por haberlo intentado es que he llegado a Santiago dos días antes de lo previsto.
Caminar día a día es agotador y con el correr de los días, el cansancio acumulado se nota en el cuerpo hasta que llega un momento que este dice "basta". Estadísticamente, los primeros 15 km. puedo caminar perfectamente, los siguientes 5 km. me cuestan mucho y los que vengan después son una tortura que más que caminar arrastro. Siguiendo esa lógica, había decidido no llegar hoy a Santiago y quedarme a pasar la noche en el Monte Do Gozo. Muchos peregrinos lo hacen, fundamentalmente por que la misa del peregrino es a las doce y a menos que hayas arrancado desde muy cerca o demasiado temprano, no llegas a tiempo. En mi caso particular, aparte de no llegar a tiempo, era una cuestión de dignidad. Quería llegar a Santiago entera y no arrastrándome. :)
Pero como decía al principio, a veces nos salimos de lo prefijado y en un arranque de valentía loca, decidi cambiar la etapa y pasar de largo a Santiago. Los primeros 10 km fueron una verdadera gozada.
Caminamos entre bosques de eucaliptos subiendo y bajando pequeñas cuestas y atravesando por breves momentos el río. Casi sin darnos cuenta, llegamos a Lavacolla y con este pueblo que da nombre al aeropuerto, llegaron también mis temidos dolores. Hoy, justamente hoy, que iba a tope de energía y con la sonrisa pintada en el rostro desde que me levanté de la cama.





Los siguientes 9 km fueron una tortura para mis pies rígidos como una vara seca a punto de quebrarse, así que aunque veníamos con tiempo para la misa del peregrino, hubimos de llegar más de dos horas tarde.
Pero da igual. Cuando entras a Santiago, vas caminando con paso rápido y mirando hacia arriba, esperando ver las agujas de la catedral que se resisten en todo momento a ser vistas. Pero allí están, de pronto las descubres y tu sonrisa se hace más grande, el corazón se acelera y los pies cansados parecen volar sobre las calles. Hay que seguir las señales, pero la catedral no aparece. Sigues y sigues y sigues y después de una eternidad, la plaza de Obradoiro se abre ante ti.




Y alli está: el final de tu camino. Y el comienzo...


lunes, 9 de julio de 2012

De Ribadiso de baixo a Pedrouzo

Hoy fue un día intenso. Un día lleno de olores, sensaciones y emociones. Un dia en el que lloré dos veces ..
Esta mañana me costó mucho arrancar ya que el cansancio acumulado en tantos días de camino se comienza a notar.Estaba despierta desde temprano pero me apetecia remolonear en la cama un poco mas y salir algo mas tarde de lo habitual ya que después de todo, la etapa de hoy serian solo 21,5 km.
Salimos sin desayunar porque Ribadiso es una pequeña aldea y como ayer era domingo no pudimos comprar nada, pero con el chocolate que nos quedaba, tuvimos energia suficiente para subir los 3 km hasta Arzúa en un plis plas. Allí si que desayunamos en condiciones y con el depósito lleno, nos pusimos en marcha. Los primeros 10-12 km fueron una auténtica maravilla. El olor a eucalipto que impregnaba el aire, el silencio roto apenas con el sonido acompasado de nuestros pasos y los saludos cargados de cariño de aquellos desconocidos sin nombre con los que de tanto cruzarte cada día parece que los conocieras de toda la vida. Todo aquello te llena el alma.




Mas o menos a la mitad, el camino ya no fue tan placentero y las hermosas sendas bordeadas de robles y eucaliptos o las aldeas minúsculas con casitas engalanadas por macizos de hortensias, margaritas y gladiolos quedaban deslucidas por el gentío bullicioso y muchas veces insolente de algunas personas.
El Camino de Santiago es un peregrinaje que la gente hace a pie, en bici o a caballo en un recorrido minimo de 100 km y cargando con una mochila mas o menos grande mientras pasas hambre, te llenas de ampollas y compartes tu experiencia con otra gente. Hasta hace un par de etapas, habia muchos peregrinos. Ahora hay mucha gente haciendo senderismo, sin mochila y sin espiritu de peregrinaje.Ojo!!! no tengo nada contra ellos porque cada uno es dueño de hacer lo que quiere. El problema es que muchos de aquellos senderistas que hacen el Camino A Santiago sin mochila y con coches de apoyo, no tienen el cuenta el espíritu tan particular de los que peregrinan haciendo el Camino DE Santiago.









Y entonces, mi amiga la fibro reapareció y mis pies se volvieron de cristal. Y volví a llorar. Y lloré lágrimas de rabia y frustracion. Lloré de impotencia. La vez anterior el dolor le ganó a mi ánimo y me vine abajo.  En cambio hoy lloré de rabia porque quería caminar y el dolor y la rigidez no me dejaban.  Y lloré amargamente porque estaba a mitad de camino, porque mi espiritu estaba fuerte y mis ganas de seguir eran inmensas, pero mis pies no servían para nada.


Pero al final y como siempre, todo pasa y el dolor cedió un poco y pude seguir disfrutando de una maravillosa etapa que nos dejó a tan solo 19 km. de Santiago.
Y entonces volvi a llorar, pero esta vez fue de emoción por el reto a punto de conseguir.
Ya casi estamos!!!!








domingo, 8 de julio de 2012

De Palas de Rei a Ribadiso

La etapa mas larga, mas pesada y mas interminable.
Y la mas intensa a nivel personal.Tanto, que hoy no habrá post porque las palabras se me quedaron dentro. Pero como bien dicen...una imagen vale mas que mil palabras...
Eso si...imprescindible parada técnica en Melide para descubrir el mejor pulpo a feira de Galicia y alrededores.
Una etapa plagada de subidas y bajadas que acaba rompiendo un poco las piernas, pero con un poco de suerte, llegas sano y salvo hasta Ribadiso da Baixo, pueblo donde te recibe el rio que baña uno de los albergues más curiosos y simpáticos de todo el camino.



















sábado, 7 de julio de 2012

Los albergues de Lugo

Triacastela

Albergue Municipal: está justo a la entrada del pueblo, al lado izquierdo del camino y enfrente de un bar-restaurante donde te sirven el mejor caldo gallego que probé en mi vida.
El albergue tiene varias habitaciones semi-privadas (las puertas son tipo salón del medio oeste) con dos literas con un armario para cada cama, tu propia ventana y luces independientes. Al final de cada pasillo hay una especie de estar pequeñito con sillones, bancos y mesitas bajas para comer o pasar un rato agradable charlando. Todo el edificio está rodeado por un hermoso prado ideal para descansar al aire libre o tomar el sol. Hay lavadora y secadora (son grandes y si quieres que te compense, comparte la colada) pero también una pega grande: no tiene cocina, ni máquina de café, ni de refrescos. Ah... y a partir de ahora, se acabaron las mantas. Solo sábanas desechables.
Un detallazo a destacar: en la bajada, me hice daño en mi tobillo jodido y caminaba muy despacio. Mi hijo se adelantó cuando faltaban 2 km y como quedaban pocas plazas, se lo comentó al hospitalero, quien nos guardó las dos últimas camas. Gracias Ramón!!!
Precio: 5 euros
Opinión: entre los pros y los contras, está bastante bien.



Sarria

Albergue de peregrinos: un albergue enorme con diferentes habitaciones (alguna algo mejor) en diferentes plantas con infinidad de camas hacinadas y amontonadas. Las habitaciones son abiertas y la única luz entra por unos ventanales enormes que hay a un costado y desde donde puedes acceder a un patio de luces y colgar allí la ropa que lavas en el lavamanos del baño porque no hay lavadero. Los baños son muy justos y las duchas no tienen mamparas. Tanto en los baños como en las habitaciones, la limpieza deja mucho que desear. No hay cocina, ni máquinas de café o refrescos, aunque hay tres mesas de madera con sus sillas, también hacinadas por la falta de espacio donde puedes sentarte a comer o a charlar.
Menos mal que está en el centro mismo del pueblo, que es grande y puedes comprar de todo.
Precio: 5 euros
Opinión: sucio, poco funcional, descuidado, insuficiente. Lo peor del camino



Portomarín

Albergue municipal: lamentablemente, más de lo mismo. El albergue es relativamente nuevo y está en buen estado, pero las habitaciones están hiperpobladas y las literas están pegadas unas con otras de a dos por lo que si vas sola, te puede tocar compartir cama con un desconocido. Hay un solo baño en la planta superior y un par más en la planta baja. Las duchas no tienen puerta y la limpieza en general deja mucho que desear.
La cocina es magnífica, con unas mesadas para preparar festines y armarios para guardar el menaje de un batallón, pero lamentablemente y como ya se está haciendo costumbre en los albergues de Galicia, están vacíos  y por lo tanto, son inútiles. Tampoco tiene máquinas de café o refrescos.
Apagan las luces a las 10 de la noche y se van sin cerrar por lo que la gente entra y sale a su antojo provocando ruidos e impidiendo el descanso de los que duermen. Tampoco respetan a los peregrinos tanto a pie como en bicicleta que llegan más tarde y se quedan sin plaza porque han admitido a gente que va con coches de apoyo.
Precio: 5 euros
Opinión: lo segundo peor del camino



Palas de Rei

Albergue de peregrinos: varias habitaciones con literas dispuestas de a cuatro con una distancia que da un poco de intimidad. Los baños son compartidos y están dentro de cada habitación con lo que puede tocarte ver a un caballero afeitarse mientras tú sales de la ducha (sin puertas) e intentas vestirte y sujetar la toalla al mismo tiempo. Hay lavadora, secadora y sala de estar con mesas y sillas, pero como ya viene siendo la tónica, no hay cocina.
Precio: 5 euros
Opinión: justito. Muy justito.


De Portomarin a Palas de Rei

Llevamos seis días de camino y cuatro de lluvia. Ya hemos aprendido que el chubasquero no aguanta mucho y que la capa tiene que ir en el bolsillo de la mochila. Ah...y que la mochila tiene su propia funda...




Caminar con lluvia hace que mires menos el paisaje y mires mas a tu interior, pero tambièn hace que disfrutes el doble cuando un débil rayito de sol aparece por 3 minutos como para recordarte que mas alla de esos nubarrones, él todavia está allí.
Hoy hemos caminado por el monte hasta alcanzar el altiplano y luego otra vez por el monte hasta llegar a Toixibo y a Gonzar y desde alli descender hasta Castromayor y contemplar el primer gran eucalipto de la zona. Y subir de nuevo y volver a bajar y atravesar una aldea y otra y otra mas.
Mi pie estaba tocado desde antes de salir y a esta altura ya
estaba prácticamente hundido, asi que decidimos parar en Ligonde y hacer mas corta la etapa.Y en eso estábamos cuando descubrimos un pequeño oasis llamado la fuente del peregrino, donde unos voluntarios han montado el lugar mas bonito, cálido y acogedor de todo el camino.

 Llegamos bajo la lluvia, ateridos de frio y con barro hasta las cejas y nos encontramos con una especie de cueva iluminada con velas, llena de jarrones de flores frescas y música clásica. Nos invitaron a pasar y nos dieron café y galletas. Mi pie se recuperó mientras estuvimos alli y decidimos seguir adelante y acabar la etapa, pero no fue el descanso lo que lo salvó del naufragio sino el cariño de esas flores y esas galletas que me dieron la fuerza para seguir.





Hemos recorrido 147 km duros, con lluvia, con dolor, pero también con charlas y risas compartidas, con experiencias, con historias, con vidas, conmundos cercanos y al mismo tiempo diferentes. Cada paso nos acerca más a Santiago y aunque los pies duelen y la mochila pesa, el alma cada día es mas ligera.
Ya solo quedan 64 km.

viernes, 6 de julio de 2012

De Sarria a Portomarín


 Una etapa preciosa que no fue aprovechada como
se merecia. Dicen que la vida es un camino y que el Camino es la vida y en ambos, uno hace elecciones en las que puede equivocarse. Desde que entramos a Galicia, hay en algunos peregrinos, el afân de levantarse cada vez mas pronto y caminar cada vez
mas rápido para llegar cada vez mas primeros para...
Me equivoqué. Elegi ese camino y me equivoqué. Salí temprano, como cada día, pero en lugar de ir a mi ritmo y disfrutar, de pronto me encontré en medio de una competición por ser los primeros en llegar. Y no me gustó.
Hoy no hubo charlas sobre vacas y castillos, ni vi al irlandes que camina desde Francia, ni compartimos mesa con las chicas de Madrid, ni nos quitamos la añoranza con los catalanes o compartimos puyas con los chicos de Córdoba, ni nos hicimos fotos con la bilbaina que viene andando de Roncesvalles, ni hablamos de Samos con la parejita de... ahora que lo pienso, no sé de dónde son.
Hoy nos limitamos a caminar sin parar para llegar los primeros. Y me equivoqué. Pero igual que en la vida, de los errores se aprende.
Será por eso que en un momento de la etapa dije basta. Ni puedo ni quiero ir a este ritmo. Porque más allá del dolor y el esfuerzo por continuar, estaba la presión por no demorar al resto. Y es entonces cuando el disfrute (aunque haya dolor y esfuerzo) se convierte en obligación. Y yo estoy aqui para disfrutar y no para sufrir. Y me rebelé. Y entonces, comencé a disfrutar de unos paisajes magníficos que bien valía la pena contemplar y me senté durante un rato con los ojos cerrados mientras llenaba los pulmones de aire y el alma de paz para recuperar las horas (y los kilómetros) perdidas.

En eso estaba cuando me encontré con una especie de cruz llena de recuerdos, mensajes, objetos de diferentes tipos, formas y colores. Un lugar donde la gente se desprende de sus miedos, de sus cargas o deja como ofrenda aquello tan hermoso y tan preciado que lleva en lo mas profundo de su corazón. Y mientras las lágrimas me corrían por la cara, yo también dejé ahí mi ofrenda.

En fin, que en el Camino y en la vida, uno toma decisiones erróneas o que no son las que necesitas o las que te llenan o te hacen feliz. Lo importante es que siempre estás a tiempo de rectificar. Y disfrutar. Y mientras disfrutas, ya posees ese cachito de felicidad. Como el que tuve yo cuando llegué a Portomarín y me recibió el magnifico río Miño.








jueves, 5 de julio de 2012

De Triacastela a Sarria

Después de la paliza de ayer y del estado lamentable en el que llegué, decidi tomarme el dia de hoy con mucha calma y descansar todo lo que fuera necesario.




 
Para llegar a la siguiente etapa desde Triacastela hay dos rutas , siendo una 6 km mas larga que la otra. Pero en compensación la larga pasa por Samos, un pueblecito custodiado por un majestuoso monasterio benedictino. ( el segundo mas grande de Europa). La idea era conocer el monasterio y si el cuerpo no aguantaba, quedarnos allí, que el albergue de los monjes tiene fama de ser lo mejorcito del camino.
Con esa idea partimos un poco mas tarde de lo habitual, dispuestos a afrontar el día con calma y tranquilidad.
Nada mas salir de Triacastela comenzó a llover y como ayer acabamos de barro hasta las cejas, decidimos tirar por la carretera en lugar del sendero. Fue un gran acierto ya que en dos horas y media entrabamos a Samos siguiendo el sonido del rio hasta toparnos con el lateral del impresionante monasterio.
Es espectacular y sobrecogedor y te hace sentir transportado a otro mundo. Una vez alli se te olvida el cansancio, los dolores y el camino. Simplemente te limitas a disfrutar de la belleza y la calma que el paisaje transmite. Vale la pena tomarse el tiempo para hacer una visita guiada y conocerlo por dentro.


Por favor, si alguna vez estáis cerca de Samos, no os perdáis la visita. Y si haces el Camino de Santiago, te prometo que los km extra seran recompensados con creces.
A partir de alli, poco hay que agregar. Llevas el alma cargada con tanta belleza mientras la ruta transcurre entre cuidadas sendas y areas de descanso repartidas a lo largo de la senda del rio. Y a pesar de la lluvia y el día gris y tristón, caminar vuelve a ser un reto personal paso tras paso con el ánimo a tope y la sonrisa en el alma.
Y pasito a pasito, a la mitad del camino ya he llegado.








miércoles, 4 de julio de 2012

Los albergues en Castilla y león

Cuando estaba preparando mi camino, uno de mis mayores temores eran los albergues. Tuve la precaución de elaborar una lista de todos y cada uno de los albergues tanto públicos como privados a lo largo del camino entre Ponferrada, mi punto de inicio, hasta Santiago. Una vez los tuve a todos, me tomé el trabajo de  leer los diferentes comentarios que la gente ha ido dejando en el último año y de ese modo los fui puntuando para hacerme una idea de lo que me iba a encontrar.
Tengo que decir hasta ahora he dormido exclusivamente en albergues públicos y a modo de orientación, intentaré dejar aquí mi impresión de cada uno de ellos.

Ponferrada

Albergue municipal San Nicolas de Flüe: lamentablemente, no pude disfrutarlo demasiado y creo que valía la pena un descanso bajo la sombra de los árboles, una visita a la ermita o un rato de ocio en la biblioteca. Llegué tarde y apenas estuve allí el tiempo necesario para dormir y comenzar el camino al día siguiente, pero puedo decir que aunque me tocó dormir en la habitación del sótano y había bastante gente, como primera impresión, fue buena.
Las habitaciones son enormes y las literas están muy juntas. Hay mantas, aunque no hay sábanas. La cocina completamente equipada para cocinar, nevera para guardar los alimentos y otra con comida para los peregrinos. Hay lavadora, secadora y máquina de café. (muy útil a las seis de la mañana).
El trato de los hospitaleros, cariñoso y amable.
Precio: Donativo a voluntad
Opinión: unas cosas compensan las otras.


                                       


Villafranca del Bierzo

Albergue municipal: está justo a la entrada del pueblo, algo que se agradece si es la primera etapa y los últimos 3 km se te hacen interminables.
Tiene varias habitaciones de cuatro literas (8 personas) con salida a un balcón que da toda la vuelta. Hay sábanas desechables y mantas. La cocina es pequeña pero muy completa con fogones, microondas, nevera, lavadora y secadora. Hay máquina de agua y de café y una terraza para descansar o comer afuera.
Teléfono público y wifi gratis.
Precio: 5 euros
Opinión: suficiente para descansar



                                       


La Faba

Albergue de peregrinos: si prefieres dividir la tremenda subida hasta Alto Do Poio en dos etapas y quedarte en La Faba en lugar de O Cebreiro, te aseguro que no te arrepentirás.
Hay tres habitaciones con unas 20 camas, separadas por tabiques bajos que dan un poco de intimidad. Las camas tienen sábanas de tela recién lavadas y planchadas y hay mantas. La cocina es pequeña, pero completa. Además de los utensillos necesarios, hay arroz, fideos, sopas, sal, especias, etc. También termos con agua caliente, leche, café, té, azúcar y galletas. Todo lo que hay en la cocina, es para los peregrinos.
Tiene una bonita capilla que no puedes dejar de visitar y cada tarde hay misa a las 7 ( a mi me tocó en alemán) Hay un pequeño jardín con una fuente para refrescar los pies y un muro bajo con bancos de madera para sentarse a contemplar el magnífico paisaje que se abre a tus pies.
Precio: 5 euros
Opinión: lo mejor del camino

Un consejo: No olvides de colaborar con la comida, ya sea dejando unas monedas en la hucha o lo que te haya quedado de la cena. Un peregrino con hambre te lo agradecerá.



                           


De La Faba a Triacastela

-Y al tercer día la fibro apareció....
-Hoy realmente supe lo que es el dolor...
-Y a la entrada de Triacastela me senté y lloré....

Cualquiera de esas tres frases podría haber sido el título de este post, pero despues de una abundante, hipercalórica y riquísima comida, ducha y (ahora mismo) descanso, prefiero seguir con la tónica de las etapas en cuanto a títulos se refiere.
La etapa de ayer era muy dura y por eso, al planificarla, decidimos reservar fuerzas, así que en lugar de acabarla en O Cebreiro, nos quedamos 5 km antes y de esa manera comenzar descansados el siguiente tramo todavía más duro.Un gran acierto.
Por un lado, el dormir en un magnifico albergue enclavado en un entorno de una belleza inigualable, que nos permitió recargar pilas y conocer y compartir mas con otros peregrinos. Y por otro lado, el haber comprobado hoy que yo no habría sido capaz ayer de seguir subiendo.


Solo 5 km restaban para entrar en Galicia y como no podía ser de otro modo, con un terreno durisimo y en ascenso por momentos casi vertical y bajo una lluvia suave al principio y mas intensa despues. Me habría gustado disfrutar mas de esta etapa, pero entre que llovió 17 de los 26 km y que apenas podía con mi alma, solo puedo contar que llegar fue todo un acto de pura y dura voluntad.

No se si mañana saldré porque no tengo piernas. Se quedaron el alguna parte de esta tremenda y maravillosa etapa y como afuera sigue lloviendo, me niego a ir a buscarlas.







martes, 3 de julio de 2012

De Villafranca del bierzo a La Faba


Anoche me quedé dormida nada mas subir la crónica de la primera etapa, así que esta mañana me desperté poco antes de las cinco. Tenía sueño, pero estaba ansiosa por salir y probar mis fuerzas en la etapa mas dura de mi Camino. Dicen que hay primero un camino fisico, luego viene un camino mental mas tarde llega el camino espiritual o personal.
Hace menos de año y medio me rompi todo lo que se podía romper en un pie. No solo fue una fractura trimaleolar, sino que fue a lo grande y de la peor manera. Desde entonces, el caminar implica dolor y cansancio.Por otro lado, tengo fibromialgia, asi que el dolor y la rigidez articular son el pan de mi dia a dia.Porqué explico esto? es sencillo: sé lo que es el dolor y conozco mis limitaciones físicas.Esto puede ser un handicap o una ventaja. Yo decidi que seria una ventaja y que por eso mi camino físico no me representaría ningún problema.

La etapa de hoy era desde el principio en subida y mi camino mental estuvo enriquecido todo el tiempo por la contemplación de un paisaje realmente hermoso y siempre acompañado por el rumor del rio que bordeaba el camino.Y asi transcurrió la mañana, compartiendo trechos de camino con otros peregrinos y saludandonos todos con una enorme sonrisa y entre charlas, descansos y fotos llegamos a los 20 km casi sin darnos cuenta.
Nada mas volver a cruzar el rio Valcarce, el camino físico hizo su aparición con bombos y platillos y por la puerta grande. De pronto, nos salimos de la carretera comarcal y nos adentramos en una preciosa senda flanqueada por castaños centenarios que serîa digna de entrar en el libro Guines por su extrema belleza si alguien fuera capaz de saborearla en toda su plenitud. No por nada le llaman la etapa rompepiernas. El sendero extrenadamente duro te lleva al limite de tus fuerzas al punto que piensas si serás capaz de llegar.

Dos veces llegué al limite mientras subia y las dos veces pense: yo puedo con esto y con mas. Mi camino mental se fortalece a pasos agigantados y ya no me preocupa ni el dolor ni el agotamiento físico.
La primera parte de la etapa rompepiernas está superada. Estoy orgullosa de mi.







lunes, 2 de julio de 2012

De Ponferrada a Villafranca del bierzo

(Confieso que tenía miedo)
Qué puedo explicar del primer día de Camino sin quedarme corta de palabras? Hay tantas cosas por contar que no sabría por cual empezar, asi que obviando la primera frase, lo mejor es hacerlo desde el principio.
Salimos de Ponferrada contentos y dispuestos a disfrutar de la jornada, aunque ninguno de los dos tenia idea de lo que podíamos esperar. Charlando tímidamente al principio y animadamente despues, nos fuimos alejando de la ciudad y bordeando Columbrianos, Fuentes Nuevas, Camponayara... un pueblo tras otro. Cuando nos dimos cuenta, habíamos hecho 10 km y se notaba en nuestro estómago rugiente.
Ya casi salíamos de Camponayara cuando Ignacio vió el cartel que rezaba: vino mas pincho y souvenirs del Camino. Y aunque yo no soy muy de vinos y menos un lunes a las 9 de la mañana, alli nos fuimos. Primer gran acierto del día. Una bodeguita pequeña en la que nos recibieron con el cariño con que se recibe a alguien querido. El pincho de empanada gallega estaba de muerte y el vino fresquito del bierzo, lejos de darme sueño, me preparó los sentidos para disfrutar de la parte mas bonita de la etapa de hoy.Mientras subiamos y bajábamos ondulantes lomas de tierra, veíamos sembradíos de calabaza con sus flores amarillas, campos de trigo meciendose con la brisa suave, multicolores flores silvestres y viñedos eternamente rodeados por castaños, manzanos, ciruelos y cerezos que nos ofrecían su dulce alimento a nuestro paso. Y el silencio. El magnifico y atronador silencio que se mete dentro de ti y te llama para que vayas a encontrarte con él. Y cierras los ojos mientras respiras profundamente al mismo tiempo que sientes como poco a poco vas llenándote de paz.
El camino es hermoso, pero tambien es duro y el cansancio comienza a notarse. En Cacabelos descubres que ese miedo del que hablabas al principio ya no es tan grande y sigues caminando y pasas Pieros, Valtilla de arriba, Carracedo del monasterio y finalmente llegas
a Villafranca del bierzo. Arrastrándome los últimos 3 km. es cierto, pero libre del miedo que tenia al principio de no ser capaz de superar la primera etapa.

Una primera etapa que me dejó el cuerpo agotado pero el alma liviana. Y el tremendo orgullo de ver a mi niño tallando con una navaja mi regalo de cumpleaños: un bordón de peregrino.