martes, 7 de agosto de 2012

De cómo un rito vacío te toca el alma

Dicen que el peregrino se caracteriza por poner en acción algo que es simbólico, aquello para cuya expresión no tenemos palabras que puedan explicar la vivencia de lo que sentimos. A través del símbolo, conseguimos transmitir en parte, esas vivencias.
Uno de ellos es poner la mano sobre el parteluz del pórtico de la Gloria.
La tradición dice que los peregrinos que llegaban cansados de su largo viaje, apoyaban allí su mano para descansar mientras oraban, solicitando con este sencillo gesto, el acceso a la felicidad. La columna tiene unas marcas ya prefiguradas en la piedra como una huella que espera esa mano en una común-unión de todos los peregrinos de todas las épocas.
Actualmente, esta preciosa tradición está prohibida, con la excusa irrisoria de ser un rito vacío y fuera de lugar para el s.XXI.
Hoy hace 4 semanas, que estiré mi mano hacia el parteluz del pórtico de la gloria y aunque no pude tocarlo, la tradición me tocó a mi y mi mano (simbólicamente) se unió a esas millones de manos de otros peregrinos que, como yo, fuimos en la búsqueda de algo, de alguien y sobre todo, de nosotros mismos.



1 comentario:

  1. Tampoco se puede dar los tres croques en el Santo dos Croques... que no es otro que el maestro Mateo.
    Nos queda el dar el abrazo al Apóstol y descender a la cripta donde (supuestamente) descansan sus restos y podemos rezar una oración.

    Ultreia

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